Mi familia, desconfiada de mis habilidades, encontró poca ayuda hasta que una mujer misteriosa apareció en nuestra puerta.
Esta mujer, que era psíquica como yo, informó a mis padres que me había visto en una visión. Esta visión la guió para encontrarme y tomarme bajo su protección.
Ella habló de hechos sobre mí que posiblemente no hubiera conocido, y sentí una sensación increíblemente fuerte de conexión y familiaridad con ella. Bajo su cariñosa guía, comencé a aprender sobre la naturaleza de mis habilidades y cómo pueden usarse para un bien mayor.
A medida que maduré bajo la guía de mi mentor, mis poderes se intensificaron, siendo desafiantes pero gratificantes. El apoyo de mi mentor fue invaluable y me impulsó a perfeccionar mis dones. La gente buscaba mi consejo y su gratitud cuando se corrió la voz sobre mis habilidades me produjo una profunda satisfacción.